Alexandru Ioan Cuza, Principe electo y reformador de Rumanía

Alexandru Ioan Cuza (Alexandru Ioan I), nació en Bârlad (Vaslui) la Moldavia Rumana el 15 de mayo de 1873, máximo mandatario (Domnitor) de los "Principados Unidos de Valaquia y Moldavia" entre 1859 y 1866, es una de las figuras fundamentales de la historia de Rumania moderna.

Era hijo de un terrateniente y una fanariota (elite griega del Imperio Otomano, que frecuentemente gobernaban las tierras rumanas) y recibió educación europea. Hizo carrera militar en el ejercito Moldavo (llegó a Coronel), sin embargo, su participación en la revolución liberal de 1848 le supuso ser enviado a Viena como prisionero, fue posteriormente liberado y regresó a Moldavia durante el reinado de Grigore Alexandru Ghica.

Nombrado Ministro de la Guerra en 1858, conocido como gran orador y partidario de la unión de Moldavia y Valaquia,
fue elegido príncipe de Moldavia a comienzos de 1859 y 19 días después de Valaquia.

La unión de los principados: nace la Rumanía moderna
Cuza consiguió pacíficamente la unión de los dos principados (Transilvania continuaba perteneciendo a Austro-Hungría), sin embargo esta no agradaba demasiado a las potencias de la zona,
y ni Austria ni el Imperio Otomano reconocieron al nuevo Estado en un primer momento.

La unión de ambos principados se proclamó solemnemente tres años más tarde, el 5 de febrero de 1862 (24 de enero, en el calendario juliano), el nuevo país se llamaría "România" (Rumanía), y la capital quedaría fijada en Bucuresti (Bucarest).

Apoyándose en parte de los intelectuales que protagonizaron la revolución de 1848, Cuza se convirtió en reformador y modernizador de Rumanía. Una de sus primeras medias fue una desamortización de bienes monásticos para dotar de financiación al Estado, pues más de un cuarto de los terrenos de cultivo de Rumanía estaban en manos de monjes (muchos dependientes de monasterios extranjeros y del patriarca de Constantinopla). Seguida de una ley de corte liberal que garantizaba a los campesinos la propiedad de la tierra, que supuso el fin de ciertas clases privilegiadas y aunque tampoco llegó a solucionar plenamente los problemas campesinos, supuso el fin de ciertos principios casi feudales.

Sus reformas también alcanzaron otros ámbitos, esenciales para configurar un Estado moderno: se reformó el Código Penal, el Código Civil (basándose en el Código Napoleónico, paradigma del derecho civil moderno), se aseguró la gratuidad de la enseñanza en el primer ciclo, fundó universidades (como la hermosa Universidad de Iasi en 1860, la primera en Rumanía; o la de Bucarest en 1864), intentó modernizar el ejercito según el modelo francés, estableció el sufragio universal, terminó de sustituir el alfabeto cirílico por el latino, creó un sistema fiscal moderno, etc.

Unas reformas de tan profundo calado no podían ser fáciles de realizar ni de asimilar, era previsible que contaran con poderosas oposiciones, las clases privilegiadas y los terratenientes claramente recelaban de algunas reformas. pues eran los grandes beneficiados de que el campesinado viviera casi como en el medievo y los campesinos no habían cobrado suficiente fuerza como para sostener a Cuza en el poder.



Expulsión y exilio

La infidelidad de Cuza con una noble (Marija Obrenović), que no debía ser precisamente "secreta", pues sus dos hijos eran cuidados por la mujer de Cuza como si fueran propios, fue la excusa perfecta para organizar una revuelta que terminó en golpe de estado. Para lo que se aliaron conservadores y liberales en la que se llamó "la monstruosa coalición", que evidentemente duró poco, pues sus visiones políticas eran enfrentadas.

Cuza fue obligado a abdicar y fue expulsado del país (1866). A partir de entonces viviría en París y Viena, muriendo en Wiesbaden, 7 años después de su expulsión. Sus restos descansan hoy en la hermosa Iglesia de los Tres Jerarcas de Iaşi (Biserica Trei Ierarhi).

Su marcha supuso la llegada de la dinastía Hohenzollern-Sigmaringen, de origen germano, mucho más conservadora y autoritaria, pero complaciente con los poderes económicos del país y que supieron aprovechar el camino abierto por Cuza.

Cuza en la Rumanía de hoy
Como uno de esos personajes incomprendido en su época, parece que la historia le hizo algo de justicia. Cuza es hoy recordado en Rumanía como el artífice de la unión definitiva y gran reformador. Hoy llevan su nombre calles, plazas, instituciones, museos, etc. y casi todas las ciudades cuentan con algún monumento dedicado al "Domnitor" Cuza, reconociendo que, sin duda alguna, sus reformas sentaron las bases para la modernización de todo el Estado, abriendo el camino a la industrialización y la implantación de un sistema económico moderno.

El que pudo ser un poderoso príncipe liberal, el “Napoleón III de Rumanía”, terminó sus días en el exilio, no vencido por potencias extranjeras, sino por los propios rumanos, en forma de políticos
ávidos de poder. Una historia que, no solo es rumana, con otros nombres, es desgraciadamente posible encontrar en muchos países europeos de la época. Como dice el refrán: nadie es profeta en su tierra.

Alexandru Ioan Cuza (wikipedia en español)
Alexandru Ioan Cuza (wikipedia in romaneste)

Fotografías/Fotografii: Rubén Herranz 2008 - 2009
Estátua de Alexandru Ioan Cuza (Iasi) - Escudo de Rumanía en tiempos de A.I. Cuza (Museo de Constanza) - Alegoría de la época de Cuza (Ateneo Rumano, Bucarest) - Relieve alegórico sobre la unión de los principados (Estatua de Mihail Kogălniceanu, Iasi)

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